La planeación estratégica es un proceso que implica la definición de objetivos a largo plazo y la adopción de medidas para alcanzarlos. Es una herramienta clave para la toma de decisiones en cualquier tipo de organización, ya sea una empresa, una ONG o una institución gubernamental.
La importancia de la planeación estratégica ha sido destacada en los últimos años debido a los cambios rápidos y constantes en el entorno empresarial. El COVID-19 ha sido un ejemplo de cómo un evento inesperado puede tener un impacto significativo en las empresas y requerir una adaptación rápida y efectiva.
Otros factores que pueden afectar a un negocio y que deben ser considerados en la planeación estratégica son los cambios tecnológicos, los cambios en los modelos de negocio y los factores políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ambientales y legales (PESTEL).
Es importante tener en cuenta que la planeación estratégica no es un proceso aislado, sino que debe ser una parte integral de la gestión de la empresa y estar en constante revisión y actualización. También es importante involucrar a todos los niveles de la organización en el proceso de planeación estratégica, ya que esto puede ayudar a asegurar su éxito y su sostenibilidad a largo plazo.
Sí, es cierto que a veces se confunde la planeación estratégica con el plan de negocio, pero en realidad son conceptos diferentes.
La planeación estratégica es el proceso de definir la visión, los objetivos y las estrategias a largo plazo de una organización. Es un proceso más abstracto y conceptual que se ocupa de preguntas como: "¿Qué queremos lograr a largo plazo?", "¿Cómo vamos a llegar allí?" y "¿Qué tipo de empresa queremos ser?".
Por otro lado, el plan de negocio es un documento escrito que describe en detalle cómo se va a llevar a cabo la planeación estratégica. Incluye información específica sobre cómo se va a generar ingresos, cómo se van a utilizar los recursos, cómo se va a promocionar el negocio y cómo se van a medir los resultados.
En resumen, la planeación estratégica es el "qué" y "por qué" de la empresa, mientras que el plan de negocio es el "cómo" se va a llevar a cabo la estrategia. Ambas son importantes para el éxito de una empresa, pero tienen roles diferentes en el proceso de toma de decisiones.
Un ejemplo de una empresa poco conocida que ha tenido problemas con la planeación estratégica es Kodak. Kodak fue una vez una empresa líder en el mercado de la fotografía, pero no supo adaptarse a los cambios tecnológicos y la creciente popularidad de la fotografía digital. Kodak se resistió a adoptar la tecnología digital y en su lugar se enfocó en su negocio tradicional de película y papel fotográfico. Como resultado, Kodak perdió terreno ante competidores como Canon y Nikon y se vio obligada a declararse en bancarrota en 2012.
Otro ejemplo es BlackBerry. BlackBerry fue una vez una empresa líder en el mercado de teléfonos móviles, especialmente con su popular línea de teléfonos BlackBerry. Sin embargo, la empresa no supo adaptarse a los cambios en el mercado y no vio la oportunidad de expandirse a otros dispositivos móviles como tablets y relojes inteligentes. Como resultado, BlackBerry perdió terreno ante competidores como Apple y Samsung y vio una disminución significativa en su cuota de mercado.
1. Identificación de la misión y visión de la organización: Esta fase implica definir los propósitos y objetivos a largo plazo de la organización y cómo estos se relacionan con su razón de ser.
2. Análisis del entorno: Esta fase implica examinar el entorno en el que la organización opera, incluyendo a sus competidores, clientes, proveedores, y cualquier otra fuerza que pueda afectar su capacidad para alcanzar sus objetivos.
3. Evaluación de los recursos y capacidades de la organización: Esta fase implica examinar los recursos y habilidades de la organización, y determinar cómo pueden ser utilizados de manera más efectiva para alcanzar sus objetivos.
4. Identificación de oportunidades y amenazas: Esta fase implica buscar oportunidades para la organización, así como también identificar y evaluar los riesgos y amenazas que puedan afectar su capacidad para alcanzar sus objetivos.
5. Desarrollo de objetivos y metas: Esta fase implica establecer objetivos y metas específicas y medibles que la organización espera alcanzar.
6. Desarrollo de un plan de acción: Esta fase implica establecer un plan detallado para alcanzar los objetivos de la organización, incluyendo las tareas, responsabilidades y plazos necesarios para llevar a cabo el plan.
7. Implementación del plan: Esta fase implica llevar a cabo el plan de acción y tomar las medidas necesarias para asegurar que se están alcanzando los objetivos.
8. Evaluación y ajuste: Esta fase implica evaluar el progreso y los resultados de la organización en relación a los objetivos y metas establecidos y hacer ajustes al plan de acción si es necesario.
La planificación estratégica suele ser una labor de equipo en la que participan representantes de todos los ámbitos de la organización. Puede incluir a la alta dirección, los líderes funcionales, los mandos intermedios y los miembros del personal.
Todas las partes interesadas deben ser consultadas para garantizar que sus puntos de vista se tienen en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre la futura dirección de la organización.
La interacción en equipo es muy importante para la planificación estratégica. Las distintas personas de la organización deben trabajar juntas y compartir sus ideas. Cada vez más empresas utilizan organizaciones horizontales en lugar de jerarquías lentas.
Esto significa que pueden moverse más deprisa y hacer cambios más rápidamente. Las metodologías ágiles permiten a las organizaciones implementar procesos centrados en el usuario que brinda un valor real al cliente final.
También puede contratarse a un consultor de planeación estratégica para que aporte sus conocimientos y experiencia de forma imparcial. Puede ayudar a facilitar el proceso y garantizar que todas las partes interesadas estén de acuerdo.
Esto puede proporcionar a una organización valiosas aportaciones y conocimientos que pueden contribuir a garantizar su éxito a largo plazo. Un buen consultor puede facilitar el proceso, aportar perspectivas imparciales y ayudar a garantizar que todas las partes interesadas trabajen juntas hacia un objetivo común
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